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< Volver Nov 9, 20224 min de lectura

Primeros pasos para implementar la ciberresiliencia

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Por Marketing

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Primeros pasos para implementar la ciberresiliencia

Para las organizaciones, implementar la ciberresiliencia es clave. Hacerlo les permite estar mejor preparadas para hacer frente a cualquier tipo de ataque que sufran por parte de hackers o delincuentes cibernéticos.

Ser ciberresilientes les permite a las empresas no solamente proteger sus activos, sino también recuperarse rápidamente de incidentes, retomar su operatoria habitual y robustecerse ante eventuales futuros ataques.

Los ciberataques, un riesgo del que nadie está exento

Independientemente de los recursos IT con los que cuenten y del presupuesto que destinen a reforzar la seguridad, en la actualidad, para las compañías es prácticamente imposible blindarse por completo y evitar los ataques cibernéticos.

Las amenazas proliferan y se sofistican permanentemente, ampliando su superficie de ataque, lo que hace que las organizaciones tengan dificultades para mantenerse al día con todos los requisitos que supone frenar un ataque antes de que acontezca.

La ciberresiliencia –que consiste en la capacidad que tienen las empresas de prepararse, responder y recuperarse después de haber sido blanco de un ataque– es un elemento clave para dar continuidad al negocio.

Implementar la ciberresiliencia les permite a las organizaciones continuar con sus operaciones, manteniendo su capacidad habitual de producir bienes y servicios, disminuir el impacto negativo de los incidentes y perfeccionar los mecanismos de protección, ya que muestra cuáles son las fallas que deben subsanarse para evitar que la rentabilidad, la infraestructura y la reputación estén comprometidas a futuro.

Los activos empresariales críticos que debés proteger

Para que una organización sea ciberresiliente, necesita contar con un plan de contingencia y continuidad que esté difundido entre los colaboradores y los directivos de las diferentes áreas corporativas.

Esta planificación debe contemplar la preservación de los activos críticos de la empresa, aquellos sin los cuales la operatoria cotidiana se vería seriamente comprometida. Estos activos están presentes en todo tipo de compañías, independientemente del sector al que pertenezcan y del tamaño que posean.

Los activos empresariales que revisten criticidad y deben ser resguardados son los siguientes:

  • Operaciones. Facturas, nóminas, fabricación
  • Inventario. Stock, pedidos, entregas
  • Equipos. Computadoras, servidores, mobiliario, teléfonos
  • Edificio. Oficinas, almacenes, talleres
  • Personas. Colaboradores, clientes, proveedores
  • Información. Documentos, bases de datos, copias de seguridad.

Tener en cuenta estas seis categorías de activos críticos ayuda a que las empresas puedan realizar un adecuado análisis de riesgos para poner en marcha una estrategia de ciberresiliencia más efectiva.

¿Cómo implementar la ciberresiliencia?

Antes de poner en marcha un plan de ciberresiliencia, es necesario saber que existen dos tipos de amenazas en función de su origen: naturales y causadas por seres humanos. Las primeras tienen que ver con situaciones relacionadas con desastres naturales; por ejemplo, vientos fuertes, huracanes, tormentas, terremotos, maremotos, desbordamientos de ríos, entre otros.

Las segundas, por su parte, son causadas por el hombre, tanto de manera directa como indirecta. Sabotajes, errores de redes internas, accidentes, ciberataques o caídas de una web o de los sistemas son algunas de ellas.

También es fundamental determinar las chances de que cada una de estas amenazas acontezca y cuáles serían sus implicancias. Esta probabilidad y el impacto pueden medirse usando una escala del 1 al 5, siendo 1 la más baja probabilidad y 5 la más alta.

Por ejemplo, para una empresa la pérdida de la información que está contenida en las bases de datos puede ser catalogada como un 2 en términos de probabilidad de que acontezca. Sin embargo, si sucede, su impacto puede ser valorado como un 5, ya que no disponer de estos registros supondría un grave riesgo para la continuidad de la compañía.

Una vez realizado este análisis, las organizaciones deberían desarrollar un plan estratégico para implementar la ciberresiliencia, compuesto por 4 etapas.

Fase 1: gestionar y resguardar

El primer estadio consiste en poner en marcha soluciones que permitan identificar, evaluar y dar respuesta a los riesgos asociados a los datos, a las aplicaciones, a los sistemas y a la red, incluyendo toda la cadena de suministro y brindando protección frente a fallas, accesos no autorizados y ataques cibernéticos.

Algunas de las acciones que deberían estar presentes en esta etapa son cifrado de datos; seguridad de redes, comunicaciones, sistemas y física; políticas de información; control de accesos; protección de malware; y gestión de riesgos, activos y parches.

Fase 2: identificar y detectar

A continuación, es necesario hacer un monitoreo continuo de la red y de los sistemas de información para identificar cualquier tipo de anomalías y posibles incidentes antes de que puedan causar daños considerables.

Esta etapa debería contemplar el análisis y la correlación de los eventos, la detección activa y el monitoreo de la seguridad y la disponibilidad.

Fase 3: dar respuesta y recuperarse

El tercer estadio para implementar la ciberresiliencia consiste en definir un plan para la gestión y la respuesta ante los incidentes que cubra todas las áreas, ya que, como mencionamos anteriormente, la protección es responsabilidad de todos los sectores de una empresa.

Esta planificación ayudará a dar continuidad al negocio, permitiendo que la organización funcione incluso si ha sido atacada, y a que se retome la operatoria habitual lo más rápido posible.

Fase 4: gobernar y asegurar

Por último, es preciso unificar e involucrar a todos los departamentos corporativos en el cuidado de la ciberresiliencia. Con el tiempo, esta herramienta se convertirá en un elemento habitual y se alineará completamente con los objetivos del negocio.

En este punto pueden incluirse diferentes estrategias, como un programa integral de gestión de riesgos, procesos de mejora continua, educación y formación de los equipos de seguridad, programas de concientización del personal, auditorías internas, procesos de gobernanza y certificaciones o validaciones externas, entre otros.

¿Querés saber más sobre cómo implementar la ciberresiliencia? Entrá en contacto con nosotros.

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